miércoles, abril 26, 2006

Inocencia e ignorancia


A veces confundimos dos términos que nada tienen que ver: Inocencia e ignorancia. Yo misma los he llegado a equiparar sin saber apreciar la gran diferencia que existe entre ellos, y que los convierte en incompatibles:

Inocencia: (Del lat. Innocentĭa)
1.- Estado del alma limpia de culpa
2.- Exención de culpa en un delito o en una mala acción
3.- Candor, sencillez.

El candor conlleva sinceridad. Y la sinceridad se ofrece cuando no hay miedo ni recelo.

Actuar por inocencia es actuar con confianza.

Ignorancia: (Del lat. ignorantĭa)
1.- Falta de ciencia, de letras y noticias, general o particular.

Y es que la ignorancia invita a la malicia, porque es desconocimiento, y a lo desconocido siempre se le teme, y lo temido es mirado siempre con recelo.
Y el recelo es desconfianza.

Actuar por ignorancia es actuar con desconfianza.

Muchas veces tratamos a los inocentes con desdén, creyéndoles débiles porque se entregan sinceramente, y no somos capaces de comprender que la mayor fortaleza está en quien se entrega así, en su totalidad, pues eso significa que se autoestiman lo suficiente como para no recibir los juicios ajenos como pilares de su existencia, y como para no realizar ellos mismos juicios a los demás.

Vemos los ojos de un niño cuando preguntan. Abiertos sin miedo. Inocentes. Sinceros. Sabios. Sin nada que ocultar. Porque todavía se aceptan, y cuentan con que los demás también lo hagan con la misma naturalidad. Porque todavía el mundo no les ha mostrado el significado de la vergüenza, porque todavía se aman a sí mismos.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Ambas cosas tienen mucho que ver conmigo. Si supiera. Hubiera creido que lo has escrito para mi.

Ojos de Loto dijo...

Entonces tómalo, es para ti.
:-)

Joaquín Aldeguer dijo...

Es cierto que ambos términos pueden ser confundidos, y en muchas ocasiones menospreciados o infravalorados, especialmente cuando van unidos, que es la que creo yo mejor combinación porque dan como resultado una pureza sin igual, una blanqueza sin parangón, un espacio infinito que invita al esparcimiento y a la libertad sin límites conocidos.
En cuanto llegan los conocimientos, se traen consigo los límites, las fronteras y...sí, amiguitos: la pérdida de la inocencia, porque somos muchas veces mancillados por la cultura y el saber que nos imponen otros y que han heredado de unos terceros de buena gana y sin rechistar....y así no se puede.

¿Que me contradigo? Tal vez, pero eso no me lo dices en la calle...!!

Grrrrr.
Gr.
G..

Lord Gr.